Thursday, January 15, 2009

69-Al-Haaqqa

En el Nombre de Dios, el Más Misericordioso, el Dispensador de Gracia



(1) ¡Ah, la exhibición de la verdad desnuda!
(2) ¡Qué sobrecogedora esa exhibición de la verdad desnuda!
(3) ¿Y qué te hará comprender qué será esa exhibición de la verdad desnuda?
(4) ¡[Las tribus de] Zamud y Aad desmintieron [los anuncios de] esa calamidad repentina!
(5) En cuanto a los Zamud –fueron destruidos por un violento temblor [de tierra];
(6) y los Aad –fueron destruidos por un rugiente vendaval,
(7) que Él desató contra ellos durante siete noches y ocho días sin parar, hasta que al final podía verse a aquella gente tendida [sin vida], como troncos huecos de palmera [arrancados]:
(8) ¿y ves ahora rastro alguno de ellos?
(9) Y también Faraón, y [muchos de] los que vinieron antes de él, y las ciudades que fueron vueltas del revés --[todos ellos] incurrieron en pecado tras pecado
(10) y se rebelaron contra los enviados de su Sustentador: ¡y entonces Él los agarró con una presa sumamente severa!
(11) [Y] en verdad: cuando las aguas [del diluvio] desbordaron todos los límites, fuimos Nosotros quienes os transportamos [a lugar seguro] en aquel arca flotante,
(12) para hacer de todo esto un recordatorio [perdurable] para todos vosotros, y para que todo oído atento lo retuviera conscientemente.
(13) ¡[Tened presente,] pues, [la Última Hora,] cuando se haga sonar la trompeta [del Juicio] con un solo trompetazo,
(14) y la tierra y las montañas sean alzadas y pulverizadas de un solo golpe!
(15) Ese Día habrá ocurrido lo que ha de ocurrir;
(16) y el cielo se partirá en pedazos --pues ese Día se hará quebradizo--;
(17) y los ángeles [aparecerán] en sus extremos, y, sobre ellos, ocho portarán en alto ese Día el trono de la omnipotencia de tu Sustentador....
(18) Ese Día se os hará comparecer: ni [siquiera] el más secreto de vuestros actos quedará oculto.
(19) Aquel cuyo registro le sea entregado en su mano derecha, exclamará: “¡Venid todos! ¡Leed mi registro!
(20) ¡En verdad, sabía que tendría que enfrentarme [un día] a mi cuenta!”
(21) Gozará, entonces, de una existencia placentera,
(22) en un paraíso elevado,
(23) cuyos frutos estarán al alcance de la mano.
(24) [Y se dirá a todos esos bienaventurados:] “¡Comed y bebed complacidos por todo lo [bueno] que adelantasteis en días pasados!”
(25) Pero aquel cuyo registro le sea entregado en su mano izquierda, exclamará: “¡Ojalá no me hubiera sido mostrado mi registro,
(26) ni hubiera conocido mi cuenta!
(27) ¡Ojalá esta [muerte mía] hubiera sido el fin de mí!
(28) ¡De nada me sirve cuanto he poseído,
(29) [y] se ha desvanecido mi poder de argumentar!”
(30) [Entonces se dará la orden:] “¡Cogedle y encadenadle,
(31) y luego hacedle entrar en el infierno
(32) y luego sujetadle a una cadena [de pecadores como él --una cadena] de setenta codos de largo:
(33) pues, ciertamente, no creyó en Dios, el Grandioso,
(34) ni instó a dar de comer al necesitado:
(35) por eso, hoy no tiene amigos aquí,
(36) ni más comida que la porquería
(37) que nadie come sino los pecadores!”
(38) ¡Pues no! ¡Juro por todo lo que podéis ver,
(39) y también por todo lo que no podéis ver!
(40) Ciertamente, este [Qur’án] es en verdad la palabra [inspirada] de un noble enviado,
(41) y no la palabra de un poeta --¡qué poco creéis!--;
(42) ni la palabra de un adivino --¡qué poco recapacitáis!:
(43) es una revelación del Sustentador de todos los mundos.
(44) ¡Y si [aquel a quien se la hemos encomendado] hubiera osado atribuirnos cualquier dicho [suyo],
(45) ciertamente, le habríamos agarrado por su mano derecha,
(46) luego le habríamos cortado en verdad su vena yugular,
(47) y ninguno de vosotros podría haberle salvado!
(48) Y, realmente, este [Qur’án] es en verdad un recordatorio para quienes son conscientes de Dios.
(49) Y, ciertamente, sabemos bien que entre vosotros hay quienes lo tachan de mentira:
(50) pero, ciertamente, ese [rechazo] llegará a ser en verdad una fuente de amargo pesar para quienes niegan la verdad [de la revelación de Dios] –
(51) ¡pues, realmente, es sin duda la verdad más cierta!
(52) ¡Glorifica, pues, el grandioso nombre de tu Sustentador!